viernes, 25 de mayo de 2012

El Principio de Dar


El Principio de Dar


EL QUE AMA, DA
Cuando leemos la Escritura desde su inicio, es fácil descubrir que la naturaleza de Dios es DAR, PROVEER, OTORGAR, AÑADIR, ENRIQUECER, EMBELLECER, ETC.

El apóstol Juan en su Evangelio nos dice la razón por la cual el Dios de la Biblia constantemente DA, y esa razón la encontramos en el atributo del AMOR. Recordemos que Dios no tiene amor, sino que Él es amor, por eso da, porque la esencia del amor es despojarse a sí mismo para el amado. Por eso, solo puede dar el que ama, Jn. 3:16  "De tal manera amó Dios al mundo,  que dio a su Hijo unigénito.

Solo los corazones enfermos dan por un interés mezquino, o emplean el recurso de dar para llamar la atención de alguien a efecto de ser amados, pero ellos mismos saben que la gente está con ellos por lo que tiene y da (interés), y no por su esencia, a la manera de los acompañantes del Hijo Pródigo, que al escasear los bienes materiales, también escasean los amigos. En contraparte con el Padre que lo recibe sabiendo la condición paupérrima en la que llega; sin esperar nada a cambio, y lo recibe para darle vestido, anillo, calzado, cordero, fiesta, etc. Eso  es dar por amor.

Ese Padre del Pródigo  es un prototipo de Nuestro Padre Celestial, cuando da algo es porque lo motiva el amor, y por ende cuando Dios da, otorga lo mejor que tiene, esa es la razón por la cual dio lo más grande que tenía: su Hijo Unigénito. Nunca da lo que sobra, lo que no sirve, o con avaricia; sino que Dios da lo mejor que tiene a su único hijo Jesucristo.

LOS HIJOS DE DIOS SE PARECEN A SU PADRE
Todos los hijos de Dios se parecen a su Padre, por eso los hijos DE DIOS AMAN, y como aman DAN lo mejor, no lo que sobra, ni con carga, ni con tristeza, 1Jn 4:7  Amados,  amémonos unos a otros,  porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. 8  El que no ama no ha conocido a Dios,  porque Dios es amor.

Existe otra paternidad que se maneja en el reino de la tierra, la del diablo, el cual es mezquino, avaro, acaparador, y todos los hijos del diablo sus obras hacen pues se parecen a su padre, Jn. 8:43  Vosotros sois de vuestro padre el diablo,  y los deseos de vuestro padre queréis hacer...

Hay un dicho antiguo que contiene una gran verdad: mal le paga el diablo al que bien le sirve, recordemos la esplendidez del Padre del llamado hijo pródigo que representa la misericordia abundante y liberalidad de Nuestro Padre Celestial, en contraste con el dueño de la pocilga que desde luego representa la naturaleza mezquina del príncipe de las tinieblas que ni siquiera las algarrobas de los cerdos le otorgaba, Lc. 15:14  Cuando todo lo hubo malgastado,  vino una gran hambre en aquella provincia y comenzó él a pasar necesidad. 15  Entonces fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra,  el cual lo envió a su hacienda para que apacentara cerdos. 16  Deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos,  pero nadie le daba.

Por eso los hijos de Dios entendemos que en el Reino de los Cielos no posee más quien más acapara, sino quien más reparte, Prov. 11:24  Hay quienes reparten y les es añadido más, y hay quienes retienen más de lo justo y acaban en la miseria.

SOLO EL QUE SE SIENTE BENDECIDO DA
Cuando una persona decide aportar es porque se siente bendecida y próspera, mientras que el que se siente pobre y necesitado es el que vive pidiendo, los hijos de Dios no solo nos sentimos bendecidos sino que lo somos. Nos bendijeron desde las esferas celestes, y dicha bendición  se hace efectiva desde el día que en la tierra Jesucristo entró a nuestro espíritu a fusionarse; somos los coherederos con Cristo, por eso aportamos, damos y nos despojamos pues la herencia recibida es eterna, es decir nunca se acaba, Rom. 8:16  El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu,  de que somos hijos de Dios. 17  Y si hijos,  también herederos;  herederos de Dios  y coherederos con Cristo,  si es que padecemos juntamente con él,  para que juntamente con él seamos glorificados.

NOTA
Los hijos de Dios, son los nacidos de nuevo por la fe en Jesucristo, aunque viven en la tierra han cambiado de reino, y ahora caminan en la esfera del Espíritu rigiendo sus vidas bajo los principios de este Reino, Col 1:13  Él nos ha librado del poder de las tinieblas  y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo.
 
En el Reino de los Cielos es mejor dar que recibir, Hech. 20:35  En todo os he enseñado que,  trabajando así,  se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús,  que dijo: "Más bienaventurado es dar que recibir".

Nadie puede dar lo que no tiene, esa es la razón por la cual los Nacidos de Nuevo somos los llamados a dar, pues somos los hombres más ricos del Universo. Somos los herederos de Dios y coherederos con Cristo, bendito sea su Nombre, somos los portadores de la Presencia de Dios, quién puede poseer esto en toda la faz de la tierra, sino los renacidos por el Espíritu.

BENDECIDOS DESDE LOS CIELOS
TODOS LOS SALVOS TENEMOS BENDICIONES OTORGADAS DESDEN ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO, EN LOS LUGARES CELESTIALES, Ef. 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,   que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales con Cristo. 4  según nos escogió con él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha  delante de él.

No habíamos nacido y ya éramos  benditos, es más, los talentos, dones, y ministerios; nos los repartió el Padre antes de nacer, como le sucedió a Jeremías Jer. 1:5  "Antes que te formara en el vientre, te conocí,  y antes que nacieras,  te santifiqué,  te di por profeta a las naciones".

LA BENDICIÓN SE DETIENE POR LA MUERTE ESPIRITUAL QUE OCASIONA EL PECADO
Cuando los espíritus que habían recibido las bendiciones en el cielo toman cuerpos en los vientres maternos, reciben la genética Adámica de pecado heredado por los padres, en esa genética se encuentra la inclinación al mal.

Una persona no peca en toda su etapa infantil mientras su conciencia está en inocencia, es decir cuando no sabe qué es bueno y qué es malo, Rom. 7:9  Y yo sin la Ley vivía en un tiempo (estado de inocencia);  pero al venir el mandamiento,  el pecado revivió y yo morí (estado de conciencia).

Como vemos en este pasaje de Rom. 7:9, cuando Pablo maduró (igual que cada uno de nosotros), la conciencia y entendimiento la Ley, es decir, discernimos lo bueno y lo malo, nuestra naturaleza caída heredada de Adán nos llevó a pecar y por ende a la muerte, Rom. 3:23  por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios.

Cuando hablamos de muerte nos referimos al espíritu que traía las bendiciones celestes. Y desde luego no entendamos la muerte como dejar de ser, sino como lo entendemos en el griego, separación.

O sea que el espíritu bendito por Dios fue separado, o apartado del Dios Espíritu. Siendo destituido, y considerado muerto por los delitos y pecados, Ef. 2:1  Él os dio vida a vosotros,  cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.

Así toda bendición fue postergada, hasta el tiempo en que dicho espíritu fuera resucitado por la gracia y misericordia de Dios. A esa resurrección del espíritu del hombre Jesús le llamó nuevo nacimiento, en Ef. 2:1  Él os dio vida a vosotros,  cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.

La ley que nos condenó por el pecado ancestral de Adán y nuestra voluntad rendida al pecado, no anuló la promesa de bendición, solo la postergó, mientras cumplía su misión, que era llevarnos a Cristo, Gal 3:17  Esto,  pues,  digo:  El pacto previamente ratificado por Dios en Cristo no puede ser anulado por la Ley,  la cual vino cuatrocientos treinta años después;  eso habría invalidado la promesa, 18  porque si la herencia es por la Ley,  ya no es por la promesa;  pero Dios se la concedió a Abraham mediante la promesa. 19  Entonces,  ¿para qué sirve la Ley?  Fue añadida a causa de las transgresiones,[19]  hasta que viniera la descendencia[20]  a quien fue hecha la promesa;  y fue dada por medio de ángeles[21]  en manos de un mediador.

Media vez llegamos a Cristo, Él es la simiente en la que seríamos bendecidos según el pasaje de Efesios uno, ahora es tiempo de recibir y que se activen esas bendiciones.

Ya en Cristo estamos bendecidos, y así debemos sentirnos, solo con haber nacido de nuevo, reconciliarnos con el Padre, tener comunión con El, ser sellado con el Espíritu Santo, etc. Es que debemos sentirnos mega bendecidos.

Las bendiciones que recibimos tienen la forma de talentos, que podemos convertir en  realidades en la esfera terrenal que vivimos, es como el extranjero que lleva su moneda al país donde va, su moneda no es útil en dicho país, lo que necesita es un cambio de moneda,  que  al convertirlo en un banco, a la moneda nacional del país en donde es extranjero le proporciona poder adquisitivo para moverse en dicho país.

Nosotros traemos bendiciones espirituales, porque en el cielo las necesitábamos, pero al venir a la tierra, necesitamos convertirlas a la esfera terrenal, donde peregrinamos como extranjeros.

La forma de activar dichas bendiciones al terreno Tierra, es activando los principios de Dios, y uno de los principios que debemos activar es el principio de DAR.

Para que funcionen estas bendiciones debe haber un nuevo nacimiento, porque esas bendiciones fueron otorgadas a los espíritus (sin cuerpos),  pues fue en los lugares celestiales donde las recibimos.

ELEMENTOS PARA DAR
Para que un creyente de amor, amistad, perdón, y ofrendas a la obra de Dios, o al necesitado debe: Sentirse bendecido, y ver al que se le da, el rostro de Dios. Un ejemplo de esto lo describe el Génesis con Jocob.

Jacob ejemplo de dador
Siempre Jacob pelea por las bendiciones, desde luego las pelea porque no se siente bendecido pues no es el primogénito sino el segundo, y los primogénitos son los herederos de las mejores porciones.

Pero pelea mal, pues no sabe cómo adquirir las bendiciones que él ya traía desde antes del vientre de su madre. E ignora el decreto que Dios emitió desde el Cielo que aunque era un perdedor en la lucha del vientre, para Dios es su vencedor, y el portador de  la máxima herencia, no cabe duda que la ignorancia es la peor maldición que alguien pueda tener, Mal. 1:2  "Yo os he amado,  dice Jehová. Pero vosotros dijisteis:"¿En qué nos amaste?" ¿No era Esaú hermano de Jacob?, dice Jehová; sin embargo,  amé a Jacob 3  y a Esaú  aborrecí; Convertí sus montes en desolación y abandoné su heredad a los chacales del desierto.

JACOB MAL ASESORADO HUYE DE LA CASA
El método de la de la madre es carnal, injusto, desleal; por eso Dios no lo avaló, de tal manera que nunca disfrutó esa primogenitura mal ganada. Causando la enemistad con su propio hermano mayor, quien lo amenaza de muerte; amenaza que sería ejecutada al morir el padre de ambos.

Así Jacob huye a la casa de un hombre injusto y tramposo llamado Labán; que injustamente diez veces le cambió el salario, y quizá lo más doloroso fue cuando trabaja siete años por la hermosa hija de Labán llamada Raquel, y que al final por una ley ignorada (otra vez la ignorancia) por Jacob, en vez de recibir a Raquel, le dan a Lea hermana de Raquel, quien era una mujer mayor y solterona. 

Después de varios problemas sale huyendo de la casa de Labán como que fuera un delincuente, y sin sentir bendición, pese a que sale con un sin número de riquezas que cualquiera podría envidiar, pero no las puede disfrutar porque a la riqueza adquirida le falta el ingrediente principal que es la bendición.

JACOB DA PORQUE SE SIENTE BENDECIDO
Es en Peniel, donde Jacob, recibe la bendición de Dios, ahí se da cuenta que ha pasado una serie de conflictos por ignorar que es el consentido de Dios.

En medio de una gran tribulación logra reconocer que lo que falta es la bendición de Dios, y ahora pelea por ella. Y la obtiene. Solo que le costó el nombre, la forma de caminar, y pudo obtener y hacer efectiva  la bendición predestinada, y pasarla a la realidad terrena.

Lo primero que hay que dar es el corazón, el nombre que es todo lo que representamos, despojarnos de los sentimientos carnales, mezquinos, de pensamientos terrenales y humanísticos, y sobre todo de métodos fuera de la Palabra de Dios.

Ya sintiendo que está sumamente bendecido pasa  a la fase número dos: DAR.

Ya bendecido, ahora le ofrece a su hermano dotes y regalos, ya no le quiere robar, ni con guisados, ni con trampas, porque ahora ya tiene la bendición, lo que hace es dar, ofrecer, regalar.  Y no codiciar lo que no le pertenece. Ni violar leyes, ni siquiera fatigarse. Pues ya tiene lo más grande: la gloria de haber visto a Dios. Y haber recibido un nombre nuevo, y un modo de caminar diferente.

JACOB DA PORQUE VE A SU HERMANO COMO VER A DIOS
Jacob le dio a su hermano, que era un carnal, un fornicario, y avaro; porque no le vio sus errores, ni mucho menos lo ve como un rival, sino como a Dios, porque en realidad cuando damos le damos a Dios, y no al hombre, o a la congregación, institución, etc. Le damos al mismo Dios, Gen 33:10  Jacob replicó: --No,  yo te ruego;  si he hallado ahora gracia a tus ojos,  acepta mi regalo,  porque he visto tu rostro como si hubiera visto el rostro de Dios,  pues que con tanta bondad me has recibido. 11  Acepta,  te ruego,  el regalo que te he traído,  pues Dios me ha favorecido y todo lo que hay aquí es mío.  E insistió hasta que Esaú lo tomó.

Cuando vemos a los ministros, al hermano, la institución, o la congregación como el rostro de Dios es fácil aportar, dar, y bendecir; note que Jacob cambió de ser el codicioso de lo que poseía Esaú su hermano, a un hombre que ahora le insiste a Esaú que le reciba de lo que él tiene. De mendigo a dador alegre.

DIOS BENDICE A LOS QUE BENDICEN
Ciertamente cuando aportamos algo no lo hacemos a los hombres sino a Dios, y cuando Dios recibe la ofrenda, inmediatamente nos da, y de acuerdo a su medida, a sus riquezas en gloria, pues el por naturaleza quiere dar. Y encuentra en el dador alegre una pista de aterrizaje para darle más.

Mat 10:41  El que recibe a un profeta por cuanto es profeta,  recompensa de profeta recibirá;  y el que recibe a un justo por cuanto es justo,  recompensa de justo recibirá. 42  Y cualquiera que dé a uno de estos pequeños  un vaso de agua fría solamente,  por cuanto es discípulo,  de cierto os digo que no perderá su recompensa".

Pro 19:17  A Jehová presta el que da al pobre; el bien que ha hecho se lo devolverá.

Mat 25:37  Entonces los justos le responderán diciendo: "Señor,  ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos,  o sediento y te dimos de beber? 38  ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos,  o desnudo y te vestimos? 39  ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel,  y fuimos a verte?" 40  Respondiendo el Rey,  les dirá:  "De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños,  a mí lo hicisteis".

Entonces nuestras ofrendas no son por interés, sino por amor, por gratitud, por agradecimiento, porque ya llegó a nosotros la bendición, ya somos benditos y entramos en el círculo de Dios, te doy, me das, me das te doy, etc.

Entonces la economía, no es afectada por el lugar de trabajo, vivienda, ciudad; ya que donde estemos seremos benditos y daremos bendición aunque no haya dinero, porque la bendición no es precisamente el dinero sino portar su presencia, gracia, amor, nombre, etc. Hech. 3:6  Pero Pedro dijo: --No tengo plata ni oro,  pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret,  levántate y anda. 7  Entonces lo tomó por la mano derecha y lo levantó.  Al instante se le afirmaron los pies y tobillos; 8  y saltando,  se puso en pie y anduvo;  y entró con ellos en el templo,  andando,  saltando y alabando a Dios.

Recuerde siempre que el bendecido por Dios, todo lo demás que necesite como extranjeros en esta tierra se le añade. Y la medida de Dios siempre supera las expectativas de la mente humana. Dios siempre nos sorprende con abundancia.

LA VIUDA NO TENÍA MUCHO DINERO PERO SE SENTÍA BENDITA
Mcs. 12:42  Y vino una viuda pobre y echó dos blancas,  o sea,  un cuadrante. 43  Entonces,  llamando a sus discípulos,  les dijo: --De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca, 44  porque todos han echado de lo que les sobra,  pero esta,  de su pobreza echó todo lo que tenía,  todo su sustento.

La mujer era pobre en dinero, pero se sentía tan bendecida que dio todo lo que tenía, y en ningún momento Jesús con sentimientos enfermos condenó que haya echado todo su sustento a las arcas del templo, por el contrario lo elogió.

Hay gente humanista que cree que cuando alguien de escasos recursos aporta para la obra de Dios, es un acto de injusticia, porque ignora que el que ama a Cristo se despoja de todo, pues el ya lo hizo antes por nosotros, y que sin buscarlo se encuentra con la fórmula de prosperar en Dios, que es DAR.  

Cabe concluir que los hijos nos parecemos a nuestros Padre por lo tanto damos por amor, ya que nos sentimos bendecidos desde que Jesús entró a nuestras vidas, y desde luego porque ya no ignoramos los métodos de Dios para seguir recibiendo: DAR.

No hay comentarios:

Publicar un comentario